FONDA XESC y la suerte de encontrar un lugar dónde encontrarse con uno mismo (historias breves, parte 1)


Aviso que voy tarde.
El caso es que después de unos meses familiarmente algo apretados, parece que empezamos a ver algo de luz.  Así que en los próximos posts reportaré, de forma ágil y breve, algunos de los sitios que me quedaron en el tintero y que me hubiera gustado contar larga y tendidamente en su momento. Perdón por la demora y más, si cabe, por lo breve que seré.

Empiezo con el gran fin de fiesta del año pasado que fue la Fonda Xesc.
Si hay algún sitio en Catalunya que nos aporta serenidad, es sin duda la casa de Francesc Rovira y Meritxell Vilalta. 

La ensalada de bonito, verduras, mandarina y menta.

El arroz de la fonda.

Hace años que nos gusta viajar a Gombrén, cenar, alojarnos, levantarnos y desayunar con las bonitas vistas de su comedor. Lo empezamos a hacer antes de que nacieran nuestras hijas (leánse los blogs de la Olla, la Cruz y la Campana) y, ahora con ellas, todavía lo disfrutamos más: hacemos de la Fonda nuestro campo base, desde donde es fácil disfrutar de la naturaleza, respirar y encontrar un espacio para nosotros.

Consomé de fredolics. Territorio total.

Col, panceta y trufa.

Me atrevo a decir que Francesc es uno de los cocineros que mejor he visto interpretar el territorio que le envuelve y además lo hace con una naturalidad y una humildad admirable. Su cocina es, sencillamente excelente y toca todos los palos: verduras, setas, pescado, caza, carnes de proximidad o fruta de temporada con mucha técnica y ni un solo aditivo. A mi es un tipo de cocina que me encanta y me gustaría saber imitar.

Cordero con miel y sésamo.

Liebre con acelga y foie.

Cuando vamos allí, además de pasear por Gombrén, solemos visitar Castellar de N'Hug, la Sierra del Montgrony, Ribes de Freser, el Santuario de Nuria o Queralbs. A la vuelta, solemos aplicar siempre la misma ceremonia: nos dejamos acojer por la amabilidad de la familia, descansamos un rato en la biblioteca y nos predisponemos a la cena.

Pera, grosella y yogur. Tremendo.

Manzana de montaña, limón, frambuesa y maría luisa.
A mi estos postres de fruta me fascinan.

Además de la carta, en la Fonda hay dos menús claramente distintos (además de uno sorpresa) y la posibilidad de dormir allí una o dos noches. Esta vez nosotros hicimos la experiencia gastronómica completa, con el menú Fonda una noche y el Degustación la siguiente. Probamos un montón de cosas distintas y volvimos renovados. 



Algunos de los apertivos servidos durante los dos días (todos distintos!)

Naturaleza, gastronomía y territorio.
Las tres cosas, por separado, ya son un plan excelente. En Gombrén y la Fonda Xesc encontrarán las tres, se encontrarán con ustedes mismos y volverán renovados.
Créanme, querrán repetir.



Fonda Xesc
Plaça del Roser, 1