Ser o no ser.
Aunque muchos se lo preguntan y algunos hasta reniegan de ello, para mi, esa nunca ha sido una cuestión.
Yo soy de barra y no es la primera vez que lo digo.
Y lo soy, pero no del hashtag populista que sirve de publicidad cervecera. No me vale cualquier cosa, que por algo a uno le acusan de lo que le acusan y el blog se llama como se llama.

También soy de Romain Fornell.
Hace años que vamos al Café Emma, bistrot cuya cocina firma él, y siempre salimos altamente satisfechos. De hecho, es el único restaurante del que he querido escribir más de una vez.
Así que, aquí sí que me tiraré al populismo y el hashtag lo propondré yo : #yosoyderomainfornell . 


Romain tiene una barra de las que me gustan en el Caelis, en el primer piso del hotel Ohla de la Via Layetana. Ancha, cómoda y con grandes butacones, es de las que podrías pasarte el día entero sin necesidad de levantarse en mucho rato. 



Sentados delante de la cocina, uno puede distraerse tanto como quiera, mirar, curiosear, preguntar y, como fue mi caso, avasallar sin piedad a los cocineros que rematan, con el orgullo del trabajo bien hecho, todos los platos delante de ti.

La bullabesa 
Quizás, a parte de la presunta informalidad que se le presupone al hecho de no entablarse, esa es la mayor gracia de la barra: lo quieras o no, el diálogo cocinero-comensal, con más o menos palabras, está ahí. No existe espacio para la improvisación y el que acaba el plato debe dar la cara. Y eso no tiene pinta de ser fácil.

En el Caelis, tanto en la barra como en el bonito comedor que tiene, se ofrecen dos menús y posibilidad de carta, además de un menú ejecutivo durante el mediodía. Nosotros, escogimos el Tierra y Mar, que entre aperitivos, platos y postres sumaron casi una quincena de degustaciones.

Aceitunas miméticas y corteza de bacalao con alioli de ajo negro
Tartaleta de huevas de trucha
Todo lo que se sirve en el Caelis es bello y elegante. Hay mucho juego y parece que todo está muy medido para que convivan perfectamente tradición y vanguardia. El resultado final es una propuesta muy equilibrada, tremendamente sabrosa y que sorprende.

Bocadillo con sardinas de merengue seco.
Gofre de patata y atún con mayonesa japo. Tremendo bocado que recordaba a un niguiri.

Vichyssoise de hinojo

Ensalada de ostras. Uno de los platos más elegantes del menú..

King crab, coco y guisantes

Macarrones rellenos, alcachofa y foie. Platazo en toda regla para la posteridad.
Carne de buey, muy tierna, con aromas de sarmiento.

Buenos quesos.
Prepostre de celery

Bellísima Tatin de manzana verde con la técnica del azúcar soplado
Mantequillas y pan excelentes durante toda la cena


Petits Fours

Sin duda alguna, puedo decir que cenar en la barra del Caelis ha sido de las mejores experiencias del año. Disfrutamos como enanos y pagamos la cuenta con la sensación de ser algo más felices.



Al Caelis hay que ir y, si es en barra, mucho mejor. 
A Hamlet no le hubiera temblado tanto la mano.

#yosoyderomainfornell

Caelis
Via Laietana, 49 (Hotel Ohla Barcelona)
935 101 205