Con la salvedad de las loterías y las malogradas apuestas del sorteo del Euromillones, en mi vida se pueden contar con los dedos las veces que he perdido una apuesta. Básicamente, porque también me sobran dedos para contar las veces que he apostado. En otras palabras, si no pierdo es porque no apuesto casi nunca. 
A pesar de ello y a raíz de una apuesta que precisamente gané, y que para más gracia a priori daba por perdida, propuse que se me realizara el pronto-pago de la misma en versión gastronómica. De ahí la visita a Can Jubany (Calldetenes, cerca de Vic). 
Motivaciones a favor de la elección del restaurante de Nandu Jubany: sabíamos por lo leído que su cocina se basaba en productos más o menos locales, que combinaba cocina tradicional y nuevas técnicas y, el factor decisivo, Can Jubany se encuentra a 70 km de nuestra ciudad, con lo que nos obligaba a salir de la urbe y, en el fondo, apetecía un poco aquello de tener que hacer una “escapada gastronómica”. 
En definitiva, la excusa perfecta para un viaje a una bonita masía de la plana de Vic, con huerto propio y cocina con vistas al jardín de la entrada.

Ya acomodados en la sala principal del piso superior, el festival en Can Jubany empieza con un montón de vistosos y divertidos aperitivos que llenan la mesa: air baguettes con Joselito, hortalizas de su huerto, careta de cerdo crujiente y o espuma sólida de mojito cocida con nitrógeno líquido preparada delante del comensal. Algún día hablaremos con calma del nitrógeno líquido y de su uso, que a propósito, usan también aquí para presentarte una esfera de gorgonzolla como la de ElBulli.
Parte de la primera tanda de aperitivos de Can Jubany
El menú degustación que elegimos constaba de 8 platos principales, de los cuales tengo una única fotografía (el lector sabrá perdonar mi falta de previsión y rodaje en la blogosfera gastronómica). De entre todo lo que comimos, destaco un muy sabroso tartar de tomate (también de aperitivo), un curioso falso higo de foie (foto), un multi-texturizado tartar de gamba roja, la ostra escabechada, los explosivos ñoquis de calabaza con suero de parmesano y el excelente arroz con espardeñas (o sea, a destacar casi todo).

El falso higo de foie con mató y caramelo de miel.
El prepostre de “evolución de la piña colada” fue ligero, rico y divertido. Para mi gusto, encontré el postre principal, “torrada de santa teresa”, demasiado dulzón y casi excesivo después de semejante comilona. Para el café y sus entretenimientos, nos espachurramos en los sofás de la terraza que tienen para tal propósito.
Los entretenimientos para el café, que te puedes llevar a casa

El trato del equipo de Nandu es encantador, con lo que en Can Jubany no sólo se come bien, sino que también se está muy a gusto. La cocina combina con inteligencia las técnicas tradicionales y las de vanguardia y el resultado final son unos platos con mucho equilibrio entre técnica y producto. Es decir, sferificaciones las justas y dónde tienen que estar. Sólo, por poner una pega, decir que me sorprendió que tras descorchar el vino (un Embruix de Vall Llach), nos lo sirvieran directamente a probar sin, aparentemente,  ningún tipo de ceremonia de sumillería ni en la elección del caldo ni en el servicio. Pecata minuta que el resto de la estancia hace olvidar.

Cabe decir que a día de hoy están reconocidos con una estrella Michelín y que se palpa en el ambiente el esfuerzo que disponen para que todo salga perfecto. Desde luego no sorprenderán a nadie las futuras distinciones, que, en el fondo, serán cómo las hortalizas que sirven en su aperitivo: fruto de lo sembrado. 
Por todo ello, enhorabuena. 

Can Jubany 
Ctra. de Sant Hilari, s/n
Calldetenes
(Barcelona)
Tel 93 889 10 23
http://www.canjubany.com

Dice la historia que María Tudor, alias María I de Inglaterra, era una bellísima persona que, dada su perspicaz insistencia en erradicar a los protestantes del país, se ganó a pulso el apodo de María la Sangrienta o, en versión original, Bloody Mary. 
El cóctel, cuyo nombre hace honor a la susodicha reina, es una mezcla de zumo de tomate, vodka, tabasco y salsa Worcestershire y fue, en noviembre de 2006, cuando me aventuré por primera vez con el mismo, dentro de una serie de chupitos de aperitivo que jugaban con los colores del semáforo.

El hecho es que la idea de utilizar un Bloody Mary en un chupito, o como un snack de aperitivo, es suficientemente evidente y atractiva como para versionarla tantas veces como se quiera. Ejemplos variados son los de Juan Mari Arzak, cuya versión tiene un aspecto muy similar a la que preparo yo, o la de Ferran Adrià, que lo sirve como si fuera una montaña helada con una especie de espuma de tomate por encima.

Bloody Mary. F.Adrià. EMF
Bloody Mary. JM.Arzak. (1).

A continuación os presento mi versión, inspirada en aquello de "patatas con ketchup". Las proporciones presentadas son fruto de duras investigaciones basadas en el método de prueba y error. El  resultado queda un pelín potente, pero muy sabroso. 
Sirva esta pequeña receta de cóctel de bienvenida (virtual) al nuevo blog.
Que aproveche.

BLOODY MARY CON PATATAS. El Morro Fino

Por vasito de cóctel:
  • 3 partes de vodka
  • 6 partes de zumo de tomate "Eroski Selectia" (venden unos botecitos pequeños)
  • 2 gotas de tabasco
  • 2 Chorritos de salsa Perrins
  • Un pellizco de sal
  • Un pellizco de pimienta
  • Un chorrito de limón para que no se oxide
Lo suyo es hacer usar la unidad de medida del vaso de chupito. Si haces 6 chupitos, no te lías con las proporciones.
Se deja enfriar bien en la nevera y en el momento de servir:
  • Hielo picado que cubra el vaso
  • Patatas paja de churrería para decorar

Más info sobre la versión de Arzak (y fuente de su foto):
(1) http://www.hogarutil.com/cocina/cocineros/juan-mari-arzak/201009/bloody-mary-berberechos-3088.html