Quedan pocas horas para dejar atrás este año acabado en el número terrible de la mala suerte, así que aprovecho para desearos mis mejores deseos para este 2014 que ya está llamando a la puerta.
Hacía años que quería pisar el Tapas 24 de Carles Abellan y nunca había acabado de encontrar ni el momento ni la excusa. Y no será por no haber pasado mil veces por delante.