¿Otra vez?
Cuando este verano quedé para ir a celebrar la vida con mis dos amigos Alejandro y Ignasi, mi mujer me preguntó por qué quería volver al Gresca otra vez.


Solo hay dos tipos de cocina: la buena y la mala.


Aviso que voy tarde.


Hubo una época en mi vida, cuando era más joven, en la que me dedicaba a visitar restaurantes diferentes a medida que iban abriendo. Era algo así como ir al cine a ver la película más nueva, pero en su versión más gastronómica y, las cosas como son, algo snob.