Petit Comité de Carles Gaig y el arroz de pichón que hizo menor a los macarrones del cardenal


Este año hemos celebrado muchas cosas con macarrones.
En mi cumpleaños los cociné yo, y no con una receta menor. Para conmemorar la mayoría de edad de mi sobrino, le regalamos ir a comerlos a Monocrom una vez pasara la selectividad y, entre un evento y el otro, mi hija mayor decidió que para su cumpleaños quería cenar pues "macarrons, Papa, macarrons".

El caso es que el día señalado, caluroso lunes final de julio, planteamos una cena en casa tranquila y pensamos en comprar los excelentes macarrones que venden en Va de Cuina, firmados por Jordi Vilà, como los que hace en Vivanda y hacía, porque ya no los hace, en Alkostat.

Pues bien, plan al traste porque, justo antes de irlos a buscar, nos dimos cuenta que Va de Cuina cierra en lunes. Lo fácil, cenar en Vivanda, no era posible porque también cierra los lunes. Alkostat estaba abierto pero, ya lo he dicho, ya no los hacen y Monocrom, que aunque no era nuestra alternativa principal porque íbamos a ir en breve, también cerraba los lunes.
Y dijimos ¿porque Gaig no abrirà en lunes, verdad? 

Pues Gaig Barcelona, el que restaurante que Carles Gaig tiene en la zona alta de Barcelona, también cierra los lunes, pero el Petit Comité, situado en pleno centro, sí estaba abierto y, además, inexplicablemente, tenían mesa para nosotros. Así que, recogimos a las niñas del casal de verano, pasamos por casa, nos adecentamos todo lo que pudimos y pusimos rumbo a Passeig de Gràcia.

Macarrones del Cardenal.

El Petit Comité está en el Passatge de la Concepció, entre Passeig de Gràcia, Rambla Catalunya y casi tocando a la Diagonal, lo que viene siendo lo que vulgarmente la gente que vivimos en el extraradio denominamos "Barcelona". Curiosamente, esto de usar la estilística para referirnos al centro de nuestra propia ciudad como si fuera la ciudad en si (el todo por la parte, o la parte por el todo, nunca la tuve claro), también cuenta que le pasaba al propio Carles Gaig en el podcast Quédate a comer cuando explica el traslado de su restaurante de Horta a la calle Aragón. 

El caso es que, este local en el que ahora cocina Gaig, lo estrenó en su día Fermí Puig, luego pasó por las manos de Nandu Jubany y, aunque siempre ha mantenido el nombre, en cada reforma se aprecia claramente el estilo del que lo habita. Ahora tiene un estilo muy elegante, solemne y clásico, muy acorde a el estilo de cocina que se destila en su interior.

Era verano, hacía calor y para empezar nos apeteció una ensalada de tomate. Remarco este plato en especial, porque  en ninguna de nuestras quinielas hubiéramos imaginado que estaría tan extremadamente bueno.

Ensalada de tomates y bacalao. Extraordinaria.

Por supuesto, desfilaron macarrones y canelones y alguna cosa más, pero la revelación fue el arroz de pichón, que un día mi chocolatero de confianza Pol Contreras me atizó cariñosamente por no haber probado todavía. Y tras haberlo hecho, doy fe que ese arroz era tan impecable de cocción como goloso, delicado, suave, untuoso y a cada bocado no dejaba de evocar al placer máximo que uno puede llegar a aspirar al ponerse una cucharada en la boca. En fin, sin tonterías, lo que viene a ser un escándalo de arroz.

El arroz de pichón y boletus. Magnífico.

Canelones trufados. El clásico.

Rabo de buey guisado. Excelente.

Dice Gaig que su sitio es en esta vida es la cocina y lo cierto es que desde que llegamos, hasta que nos fuimos, allí estaba en la mesa de pase dirigiendo el servicio. De hecho, diría que rara es la vez que hayamos pisado un local suyo y no lo hayamos visto al pie del cañón. 
El Petit Comité es un claro ejemplo de gran cocina y gran servicio y Carles Gaig, da igual dónde cocine, siempre será un grande.

Petit Comité Carles Gaig Bcn
Passatge de la Concepció, 13
Barcelona