HISAKO y todo aquello que hasta ahora me he perdido por pensar que Japón se resumía en fideos y arroz


Aureli Mora, amigo, arquitecto y buen gourmet, me dijo que si me gustaba la comida japonesa debía visitar imperativamente el Hisako, una taberna japonesa de la calle Londres.
Y si no me gustaba, pues también, porque el proyecto del local era de su despacho de arquitectos.

Bromas a parte, la verdad es que hacía tiempo que la cocina japonesa como tal me despertaba mucha curiosidad, porque, por alguna razón que todavía no entiendo, mi experiencia al respecto se limitaba a cuatro sushis de calidad cuestionable y a unos desafortunados fideos que tomé hace muchos años en un sonado restaurante cuyo nombre no quiero acordarme (pero que recuerdo perfectamente).

El Hisako es un pequeño restaurante muy acogedor, con una barra larga y una pocas mesas situadas al fondo del restaurante. Yo, profano en la materia y habituado a las canallas barras naciones, aluciné con la sensación de la barra japonesa. Quizás es la baja altura o esas las luces astutamente colocadas, pero nunca hubiera dicho que tendría tanta sensación de intimidad sentado en una barra.


En cuanto a lo que se come, aluciné.
Me pareció increíble el producto usado, el trato delicado y el equilibrio que hay entre todos los elementos y sabores del plato. Siempre hay brotes, verduras o flores que hacen que los sabores más pronunciados, como el de la anguila, se compensen y hagan que más de un bocado sea tremendo.

Si esto es comida japonesa, desde hoy me declaro fan incondicional.
Fui dos veces entre septiembre y octubre del año pasado, aunque solo eché fotos de la primera. 

Lo que probé:

- Aperitivo de la casa: una berenjena rellena. Buenísima.



- Ostra con gelatina. No hay foto. Estaba muy buena, la sirven en un vaso y se "bebe".

- Langostinos rebozados (Ebi no kataifi makiage). Muy buenos.


- Bacalao en Tempura. Crujiente Muy rico y crujiente.


- Maki de anguila y foie (Unagi to foie) ESTO ES UNA PASADA. El sabor ahumado y potente de la anguila se equilibra perfectamente con el arroz y el montón de brotes y flores que lleva por encima.


- Ventresca de Atún (Aburi Toro No Unishoyu). Para mi el PLATO ESTRELLA. Soasado, tierno, casi mantequilla. Igual que en el maki, todo lo verde que lleva encima funciona perfectamente como elemento compensador y equilibrador de sabores.


- Frituras y brochetas variadas (Kushiague No Moriawase). Buenos, en la linea del langostino. 

- Gyozas: las probé la segunda vez y no eché foto. Las sirven boca abajo y pegadas entre ellas por una crosta crujiente que no sé que era. Estaban muy ricas.

- Nueces (Kokutou Kurumi). Buenísimas. A mi es el postre que más me gustó.


- Trufas: las verdes, de te macha y chocolate negro y las rosas, de chocolate blanco, algo más dulzonas.

 


La cuenta (de la primera vez).




Cada día me reafirmo más en que hay que gastarse el dinero en los sitios en los que se cocina y eres servido con cariño, esmero y mucho respeto, como es el caso.
Después de Hisako, he pisado algún otro restaurante japonés de precio más ajustado, mal llamado low cost, y el resultado ha sido para echarse a llorar.

Al Hisako volveré.
Y no tardaré mucho.

HISAKO
Carrer de Londres, 91, 08036 Barcelona
93 315 59 57 / 629 446 503

Web de Aureli Mora y Omar Ornaque, arquitectos.
(La foto de inicio de este post está extraída de su web)