Es una verdad como un templo que cuando era pequeño, y no tan pequeño, yo no era de muy buen comer.
Aunque me duela aceptarlo, era lo que en catalán llamamos un “llepafils”, que traducido literalmente sería un “lame hilos”, y que viene a significar algo así como un “tiquismiquis de la comida”.
De hecho, y más en concreto, era de esos niños casi repelentes que entonaban, a lo canción del verano, el “esto no me gusta” como frase recurrente.
Años después, con el tiempo, algo he cambiado.
Quince quilos en quince años viene a ser un ratio de expansión, si es que existe tal magnitud espacio-temporal, del 1:1, que, visto en perspectiva, debería ir pensando en frenar con cierta urgencia.
Pero antes de ponerse nerviosos y de poner hilo fino a la aguja de la contención, este año, por mi cumpleaños feliz, Susana reservó en GAIG.
Hicimos el menú degustación y pedimos, además, un plato de macarrones , que habíamos visto en el blog del gran Pau Arenós.
Yo no sé qué tenían estos macarrones y casi que diría que me gustaría mantener el misticismo de su secreto.
Hacía mucho tiempo que no devoraba un plato con tanto gusto. Mientras intentaba controlar mi desenfreno, me imaginaba de pequeño con un plato lleno a rebosar y comiendo sin poder parar, cosa que nunca ocurrió, pues detesté hasta no hace mucho el gratinado superior.
Uno que se perdió de lo bueno lo mejor...
Hacía mucho tiempo que no devoraba un plato con tanto gusto. Mientras intentaba controlar mi desenfreno, me imaginaba de pequeño con un plato lleno a rebosar y comiendo sin poder parar, cosa que nunca ocurrió, pues detesté hasta no hace mucho el gratinado superior.
Uno que se perdió de lo bueno lo mejor...
Estos macarrones, bien llamados Macarrones del Cardenal, fueron sin ninguna duda lo mejor de la cena, seguidos muy de cerca de los tan loados canelones, que se pueden ver como los prepara el maestro Carles Gaig con David de Jorge en el tristemente extinto programa de T5 Robinfood.
Tanto el precio del menú (65€), que no detallaré, como de lo que se puede pedir a la carta es considerable, pero a riesgo de que suene a menú infantil, pienso que vale mucho la pena plantear una visita ni que sea para probar estos dos platos.
Y es que hay un antes y un después de los Macarrones del Cardenal Gaig.
Restaurant Gaig
Córcega 200
Barcelona
http://www.restaurantgaig.com/
Barcelona
http://www.restaurantgaig.com/
Vídeo de Robinfood, atracón a mano armada, con la receta de Carles Gaig
