BARRACUDA y el arroz de mi madre que se perdió con la cazuela de barro. Castelldefels.

Cuando era muy pequeñín, mi madre, que hoy cumple años, preparaba un arroz que movía montañas. Llevaba butifarra troceada, sepia, gambas, judías verdes, un sofrito clásico con tomate y diría que no mucha cosa más. Le quedaba meloso, nada seco, el grano estaba entero, redondo y sabroso. Nunca se le pasaba y siempre, absolutamente siempre, clavaba el punto de sal. 

Tal gastro-prodigio, que junto al "rostit" dominical marca algunos de los recuerdos más felices de mi infancia, lo hacía en una cazuela de barro, de aquellas milenarias, que no sabes el porqué, pero si se llevan con maestría son capaces de tatuuar en la mente el olor de todo lo que pasa por su regazo. 

(Notará el lector mi prodigiosa virtuosidad literaria al humanizar a la cazuela dándole un regazo, que no tiene por ser un cacharro de barro, potenciando así el valor del amor maternal de lo que se cocinaba dentro... Lo sé. A veces me deslumbro a mi mismo...).


Con el tiempo, llegó el golpe de estado de la inducción, el gas fue desterrado de la cocina, y siguiendo el camino de este último, la cazuela de barro se fue a tomar por el saco.

(Perdón por la visceralidad, pero es que me ha salido así).

Una pena tremenda, porque el arroz, que mi madre sigue cocinando, ahora se cuece en una paellera de estas de hierro y ya no es lo mismo. Le sale algo más seco y, aunque sé que le duele cuando se lo digo, me gustaba más cómo quedaba en la cazuela de barro. 

Pues bien, relatado el contexto familiar, el caso es que hace ya tres o cuatro semanas, un domingo de estos de invierno con un sol de verano, estuvimos en el Barracuda, un restaurante de arroces de Castelldefels a primera línea de playa. 

Cuentan los grandes de la blogosfera que quien está detrás de los fogones es Xavier Pellicer, antinguo chef del Ábac y el Can Fabes.

El sitio es muy bonito, recuerda a la estampa típica de casa de pescadores, da directo a la playa y tiene aparcamiento. Véase el selfie de mi hombro izquierdo para ilustrar la decoración del lugar.


Salvo los entrantes, un par de carnes y pescados, la carta es básicamente de arroces. 

A parte de unos mejillones y unos buñuelos muy buenos, probamos el arroz de salchicha, pollo, calamar y rape. Tenía un aire al de mi madre.






Per molts anys Mama.
Un que t'estima.


Barracuda
Carrer Ribera de Sant Pere 17
(Aunque también se entra por el paseo marítimo)
Castelldefels
638. 26.52.61
http://www.barracuda.cat/