Me salté abril y mayo.
Estoy decepcionado conmigo mismo porque llevaba tiempo manteniendo el propósito de publicar el mínimo minimorum de una vez al mes y, justamente cuando más tengo para contar, dejo el blog totalmente abandonado. Si mantengo así el propósito de continencia alimentaria que estoy haciendo para meterme dentro de un traje a final de mes, lo tengo claro.

Por lo que respecta a estos meses de ausencia blogosférica, hemos gozado de cocina con mayúsculas, sitios que han superado expectativas y también, porque no decirlo, algún chasco de los grandes, pero que muy grandes (aunque estos no los contaré nunca por aquello del derecho a tener un mal día).

El caso es que el título de esta entrada, que mientras escribo me planteo si google me la dejará publicar tal cual al contener el pornográfico palabro sexo, hace referencia a un gran sitio. Que no se engañe nadie. Le deben de haber llamado Taverna para quitarle trascendencia y llamarlo de alguna manera que permita identificarlo con la cocina de cuchara. Asociarlo al concepto tasca, es más que un error.

Certifico una vez más que el sello Hofmann es un tiro seguro. Su restaurante gastronómico, del que ya hablé, es de aplauso, su pastelería es de escándalo y en este espacio llamado Taverna Hofmann se come de maravilla.


El sitio no es muy grande y no suele resultar el no reservar con un poco de tiempo. Lo dice uno que ha llamado unas cuantas veces para ya y se ha quedado con las ganas. En cuanto a la carta, es tan tremendo como cierto, pero nos apetecía el cien por cien de la misma. Que duro es esto de poder escoger...

Lo que cenamos:

Su pan, tipo focaccia


Buñuelos de bacalao con alioli de ajo negro


Alcachofas con papada. Aquí se ve que hace bastante que pisamos este sitio. Esto estaba muy bueno.


Papillote de judías al almejas. Esta es la imagen que subí al instagram. Con eso lo digo todo.



 Costilla de cerdo glaseada. La foto no le hace justicia al plato. Quizás el mejor de todos.


Albóndigas con escamarlanes. Sabroso mar y montaña.

Cheese Cake de la pastelería. Hay un montón de vasitos que te sacan a modo de muestra para que escojas.


Notará el lector más avispado la casual consonancia de la penúltima línea de la factura con el titulo del post...

En este sitio se come muy bien.

Taverna Hofmann
C/ Girona, 145
Barcelona
93 624 17 62
En mi sufrida vida como aficionado a la cocina, he intentado hacer pasta fresca en casa un par o tres de veces, con un éxito más bien cuestionable. 
Cuando era muy pequeñín, mi madre, que hoy cumple años, preparaba un arroz que movía montañas. Llevaba butifarra troceada, sepia, gambas, judías verdes, un sofrito clásico con tomate y diría que no mucha cosa más. Le quedaba meloso, nada seco, el grano estaba entero, redondo y sabroso. Nunca se le pasaba y siempre, absolutamente siempre, clavaba el punto de sal. 
Long, long time ago, en una reunión de trabajo donde discutíamos sobre diferentes soluciones para la cimentación de un puente, al ver que volvíamos a la solución inicial de la que habíamos partido, alguien soltó algo así como:

"Donarem la volta al món, i tornarem a Camprodón"
De los ratos que pasamos con Alejandro y Dani en su visita a Barcelona, me quedaba hablar del Suculent.

Breve entrada sin prácticamente fotos para una recomendación tan brutal como el rato que pasamos en el Bar del mismo nombre.

En el Bar Brutal, de la mano del distribuidor Can Cisa, hay vinos ecológicos para parar un tren, comida muy italiana de una calidad excepcional y un ambientazo que no veas.

 


Para el recuerdo quedará el parmesano con miel trufada, la burrata con salmón, la tremenda porchetta al horno y un buen número de vinos naturales a cual más sorprendente.






Un gran descubrimiento de la mano de Daniel Ochoa y Alejandro Fadón, dos de mis admirados cocineros de Montia, con quienes tuvimos el gusto de pasar un muy buen rato. Que unos monstruos como ellos aguanten a un gatrofanático como yo durante dos noches seguidas, merece más reconocimiento que la estrella Michelin que acaban de ganar. Y es que yo... ¡¡¡ yo ya lo dije!!!
Enhorabuena de todo corazón.

Disfruté como un enano.

Bar Brutal
Carrer Barra de Ferro, 1.
Barcelona
932954797
Cancisa.cat
Abre los lunes noche.
Por aquello de evitar un "yo ya lo dije", voy a hacer mi quiniela particular de restaurantes que presumo que serán mencionados, por nuevos o por cambios, durante la presentación de esta noche en Marbella de la Guía Michelín 2015.


A pesar de que los meses pasan y de que esta noche ya nos han cambiado el horario al de invierno (esa sabia decisión de que a las tres de la madrugada pasan a ser las dos y con ello a media tarde ya no hay sol), en Barcelona sigue pegando un calor de mil demonios. Uno no se hace a la idea de que el verano se fue el mes pasado y todavía tiene prontos repentinos de querer ir a la playa.
Arranca el otoño y cuelgo la crónica del mejor arroz del verano. 

Lo sé, empezar así un blog es como autoinsultarme a mi mismo y a mi blog, pero la verdad es que no podía dejar de escribir sobre este sitio de Llançà que tanta alegría nos dio un fin de semana de junio.
Siento en el alma no haberlo hecho antes.

Me va a costar quitarle el cabreo a mi mujer.
Antes que nada, sentemos las bases: 

" Yakitori (焼き鳥, やきとり , lit. pájaro asado a la parrilla), es un tipo de brocheta de pollo japonesa, también conocida como kushiyaki (串焼、くしやき), lit. brocheta de pollo. "


Analizado pues el golpe de efecto snob que le dan las letras chinas a mi blog (reconozco que un detalle de calidad de vez en cuando no le viene mal del todo) y la traducción al japonés que hace la wikipedia de una brocheta de pollo, podemos ya atacar con tranquilidad la crónica de la visita al restaurante de Alberto Chicote en Madrid. 

La verdad es que después de tanto verlo en la tele, uno tenía ganas de ver qué salía de los fogones de este simpático cocinero. Su restaurante se basa en una propuesta muy marcada: brochetas, alias yakitoris, que se adaptan a platos de la gastronomía española. De ahí lo de "toro".

El sitio es chulo, grande, muy luminoso, con unas mesas alargadas, rollo taverna, colocadas radialmente desde el centro del local, que es donde se ubican, a la vista del comensal,  las parrillas con las que asan un buen número de las brochetas.


Quizás la única pega de esta disposición es el calor que pega en el sitio más cercano a las brasas centrales que, claro está, es el mejor para que cotillas como un servidor puedan meter la cabeza y husmear entre los fogones. Pero, maldita sea la hora, como en esta vida no se puede tener todo, el calor venció y tuvimos que movernos un par de sitios.

Es curioso porque no me eché una foto con Alberto, que corría por ahí. Me da la sensación que estoy perdiendo fuelle, y no me gusta. Mira que fui capaz hace un año y medio de acercarme a Portal de l'Àngel a que me firmara su libro y no entiendo porqué aquí no tuve uno de mis ataques de hooliganismo gastronómico y me eché encima (ver mi post de los Roca). Me estaré haciendo mayor...

No puedo decir otra cosa que disfruté mucho de la comida y, sobretodo, ver a Chicote moverse por allí. 

Comimos un poco de todo. Tomamos agua,  pese a haber una carta de cervezas muy interesante. 

Yakitori de pollo al ajillo. El mejor. Muy, muy, pero que muy bueno. Bocado memorable.
Yakitori de pintada. Muy rica también. Empezamos tan bien con estos dos, que nos quedamos con la inquietud de lo que nos depararían el resto de pinchos.



Espeto de sardinas. Bueno de sabor, pero la verdad es que cuando lo pedí no tenía en mente encontrarme con el bicho entero. No sé el porqué, pero esperaba un espeto malagueño con sus sardinillas pinchadas en un palo.



Yakitori de albóndigas. Muy sabrosas, con esa salsa que las envolvía para mojar pan...


Yakitori de wagyu, solo con sal maldon. Buena. Esta carne no tiene desperdicio.


Ensalada de tomate y melocotones. Muy fresca. Una agradable sorpresa que entró por la puerta grande después de una mañana se mucho calor. 

Arroz blanco con sabores de oriente. Muy bueno también.

Postres: Churros con chocolate, que a mi no me entusiasmaron y sí lo hicieron a mi mujer y Crumble de manzana, que a mi sí me gusto, pero no entusiasmo a mi mujer. Contra gustos...



La propuesta es asequible. No tengo la cuenta a mano, pero rondó los 50 euros con agua.

És uno de estos sitios donde hay que ir.
Y si se vive en Madrid más todavía !!!

Restaurante Yakitoro by Chicote
Calle Reina 41.
Madrid
91.737.14.41







Listo a continuación lo que para mi, que no soy nadie, debería cumplir el restaurante perfecto.
Visitamos Pamplona unos días antes de que acabara 2013 y ayer por la tarde, al ver las imágenes del chupinazo en la plaza del ayuntamiento, reviví mentalmente nuestro bonito viaje relámpago a la ciudad de los encierros.

Telecinco empezó a emitir hace dos semanas una serie de ficción en la que Santi Millan hace de Sergi Roca, un cocinero mediático amante del minimalismo que se muda a un pueblo de playa para reflotar un restaurante a punto de cerrar.

Lo sé y lo siento.
El título de la entrada tiene una maligna lectura que roza casi la mala educación,  pero es que no lo he podido evitar.