Antes que nada, sentemos las bases: 

" Yakitori (焼き鳥, やきとり , lit. pájaro asado a la parrilla), es un tipo de brocheta de pollo japonesa, también conocida como kushiyaki (串焼、くしやき), lit. brocheta de pollo. "


Analizado pues el golpe de efecto snob que le dan las letras chinas a mi blog (reconozco que un detalle de calidad de vez en cuando no le viene mal del todo) y la traducción al japonés que hace la wikipedia de una brocheta de pollo, podemos ya atacar con tranquilidad la crónica de la visita al restaurante de Alberto Chicote en Madrid. 

La verdad es que después de tanto verlo en la tele, uno tenía ganas de ver qué salía de los fogones de este simpático cocinero. Su restaurante se basa en una propuesta muy marcada: brochetas, alias yakitoris, que se adaptan a platos de la gastronomía española. De ahí lo de "toro".

El sitio es chulo, grande, muy luminoso, con unas mesas alargadas, rollo taverna, colocadas radialmente desde el centro del local, que es donde se ubican, a la vista del comensal,  las parrillas con las que asan un buen número de las brochetas.


Quizás la única pega de esta disposición es el calor que pega en el sitio más cercano a las brasas centrales que, claro está, es el mejor para que cotillas como un servidor puedan meter la cabeza y husmear entre los fogones. Pero, maldita sea la hora, como en esta vida no se puede tener todo, el calor venció y tuvimos que movernos un par de sitios.

Es curioso porque no me eché una foto con Alberto, que corría por ahí. Me da la sensación que estoy perdiendo fuelle, y no me gusta. Mira que fui capaz hace un año y medio de acercarme a Portal de l'Àngel a que me firmara su libro y no entiendo porqué aquí no tuve uno de mis ataques de hooliganismo gastronómico y me eché encima (ver mi post de los Roca). Me estaré haciendo mayor...

No puedo decir otra cosa que disfruté mucho de la comida y, sobretodo, ver a Chicote moverse por allí. 

Comimos un poco de todo. Tomamos agua,  pese a haber una carta de cervezas muy interesante. 

Yakitori de pollo al ajillo. El mejor. Muy, muy, pero que muy bueno. Bocado memorable.
Yakitori de pintada. Muy rica también. Empezamos tan bien con estos dos, que nos quedamos con la inquietud de lo que nos depararían el resto de pinchos.



Espeto de sardinas. Bueno de sabor, pero la verdad es que cuando lo pedí no tenía en mente encontrarme con el bicho entero. No sé el porqué, pero esperaba un espeto malagueño con sus sardinillas pinchadas en un palo.



Yakitori de albóndigas. Muy sabrosas, con esa salsa que las envolvía para mojar pan...


Yakitori de wagyu, solo con sal maldon. Buena. Esta carne no tiene desperdicio.


Ensalada de tomate y melocotones. Muy fresca. Una agradable sorpresa que entró por la puerta grande después de una mañana se mucho calor. 

Arroz blanco con sabores de oriente. Muy bueno también.

Postres: Churros con chocolate, que a mi no me entusiasmaron y sí lo hicieron a mi mujer y Crumble de manzana, que a mi sí me gusto, pero no entusiasmo a mi mujer. Contra gustos...



La propuesta es asequible. No tengo la cuenta a mano, pero rondó los 50 euros con agua.

És uno de estos sitios donde hay que ir.
Y si se vive en Madrid más todavía !!!

Restaurante Yakitoro by Chicote
Calle Reina 41.
Madrid
91.737.14.41







Listo a continuación lo que para mi, que no soy nadie, debería cumplir el restaurante perfecto.
Visitamos Pamplona unos días antes de que acabara 2013 y ayer por la tarde, al ver las imágenes del chupinazo en la plaza del ayuntamiento, reviví mentalmente nuestro bonito viaje relámpago a la ciudad de los encierros.

Telecinco empezó a emitir hace dos semanas una serie de ficción en la que Santi Millan hace de Sergi Roca, un cocinero mediático amante del minimalismo que se muda a un pueblo de playa para reflotar un restaurante a punto de cerrar.

Lo sé y lo siento.
El título de la entrada tiene una maligna lectura que roza casi la mala educación,  pero es que no lo he podido evitar.

Hace ya un par de meses que visitė el Pepito con mi amigo Albert.

Tal y como twitteé, si es que algún día la Real Academia acepta tal palabro, el domingo pasado tuve el gusto de presenciar un taller de arroces en el espacio gastronómico BCNKITCHEN.

Escondido en el Passatge de la Concepció, pegado al restaurante Bocagrande, se encuentra el Bocachica.
Con la luz muy medida y la decoración muy cuidada, este bonito sitio de copas mezcla muy acertadamente lo clásico con lo moderno, recreando un ambiente casi de cabaret. Se entra por una pequeña puerta al lado del restaurante, que casi casi parece una entrada clandestina, y para acceder vale la pena descartar el ascensor y subir por unas estrechas escaleras llenas de fotos, entre otros curiosos elementos decorativos. Tienen varios pisos, terraza en la planta superior y, a pesar de ello, no cabe mucha gente.

No pude tomar ninguna foto. La intensidad de la luz y las limitaciones de mi teléfono lo impidieron, así que las he tomado prestadas de su página web.

El cóctel sin alcohol va a 10 euros y con alcohol a 15. También dan cenas.

El sitio mola mucho. Hay que visitarlo.

Bocachica
Passatge de la Concepció 12. Barcelona.
http://www.bocagrande.cat

Tal cual suena. PASTELERÍA en mayúsculas. 
La Pastisseria es la pastelería que hay en la calle Aragón con Enric Granados al lado de la plaza Letamendi.
Quedan pocas horas para dejar atrás este año acabado en el número terrible de la mala suerte, así que aprovecho para desearos mis mejores deseos para este 2014 que ya está llamando a la puerta.
Hacía años que quería pisar el Tapas 24 de Carles Abellan y nunca había acabado de encontrar ni el momento ni la excusa. Y no será por no haber pasado mil veces por delante.
Cosas de la vida, mi mujer tiene un primo cocinero.

Consulto el post que escribí en su día, la primera vez que nos dio de comer, y me doy cuenta de que el tiempo vuela y de que ya hace tres años que fuimos a ver lo que se traía entre fogones.

Este es un post escrito con las dos manos, casi dos meses después de unas vacaciones algo accidentadas. El contexto es rápido y la secuencia igualmente fugaz: tercer día de vacaciones en Zamora, caída tonta - tortazo con cierta gracia - brazo derecho roto para todo el verano.

Fin de vacaciones y vuelta a casa. Oh que horror.
Este verano ha sido muy entretenido, extremadamente goloso y también algo accidentado, digno de contar. Sin duda, el relato de mis periplos estivales vendrá pronto, pero antes tenía pendiente dedicarle unas líneas a este gran sitio de tapeo y sería injusto demorarlo más.

El pasado mayo (voy un poco tarde, lo sé) estuvimos de fin de semana largo en París, de visita a Alejandro y Alba, dos de nuestros amigos distribuidos por mundo.