EMPORIUM HOTEL RESTAURANT, suspiros, falsas lamentaciones y graciosas no conexiones entre apellidos que no tienen nada que ver


Hace ya unos años que solemos hacer pequeñas grandes incursiones en L'Empordà.
Nos gusta el paisaje, nos gusta la comida y rara es la vez que no nos sentimos a gusto. De hecho, nos gusta hasta el trayecto en coche. Pero la verdad es que, cuando nuestros amigos nos dijeron que nos mandaban un fin de semana a casa de los Jordà Giró, no nos hacíamos ni una pequeña idea de lo que nos esperaba.

Al Hotel Restaurante Emporium llamé para avisar que íbamos y, teniendo en cuenta que subíamos a tierras Gironines, avisé con mi cómico-preventiva carta de presentación: "Roca, sí, pero de Barcelona, nada que ver con los del Celler ni ninguna otra celebridad de por aquí".
Al teléfono se había puesto Elena, la madre de la familia que gestiona el hotel, el bar de tapas y el restaurante al que Michelín premió hace unos años con una estrella.
"Vale vale" me dijo.
Y nos trataron como a estrellas de rock.

El Hotel, impecablemente limpio y cuidado, está ubicado en Castelló d'Empuries, justo al lado del bonito casco antiguo, que dicho sea de paso, no sé porque nunca habíamos recalado allí. El bar de tapas tiene una pinta estupenda y nos pegamos allí un desayuno de campeones.


El restaurante, coqueto y elegante, tiene entrada propia. 
Dice Elena, cariñosamente, que los hombres de su familia no le dejan meter mucho el hocico en el restaurante, que no sé yo. Salvador, padre de familia y los hermanos Marius y Joan capitanean el barco Michelinero, cuya insignia es, sin duda, el producto. ¡Y madre mía que producto!

De los tres menús que tienen, nuestros sponsors nos habían reservado el menú más largo al que pretendí acompañar con alguna copa de vino que, todavía no sé muy bien cómo, casi se convierte en un maridaje. Uno que, cada vez más, es más débil y se dejó llevar (acábese la frase con un suspiro, por favor, como si me lamentara. Luego, el lector puede reírse). 



Empezamos con un montón de aceites diferentes de la zona que se acompañan con pan de Panes Creativos de Daniel Jordà. Curiosidades de la vida, los del Emporium comparten apellido con el Panadero, pero no son familia ni tienen nada que ver. Esto me suena. Graciosa no-conexión, teniendo en cuenta que tanto Panes Creativos como el Forn Trinitat, origen de Daniel, están muy muy cerca de nuestra casa en Barcelona.


Cuatro Snacks: cornete de vinagre balsámico, polvorón, merengue de avellana y crujiente de cereales, todos muy buenos.


Gambas rojas, cerezas, granizado de almendra marcona. Productazo y platazo. Memorable.


Pato cocido a baja temperatura, con anchoas, pera, foie y un aire de pimienta de sichuan. Yo encontré este plato escandalosamente tremendo. Para mi, que no soy nadie, este plato, su producto, su técnica y su sabor justifican una visita al restaurante. Vale, ya lo sé, me he copiado un poco la terminología de Michelín. Pero es que no probar este pato es perderse algo muy bueno.


Tortilla, que no lo era, de cocochas de merluza.


Bacalao. Muy bueno. En este momento es cuando les empiezo a avasallar a preguntas de cómo lo habían cocinado y no hay foto porque me dieron cuerda y, al entrar en éxtasis, me distraje. Uno que, cada vez más, ya no es lo que era. (Igual que antes, esto también se puede leer con un suspiro).

Cabrito a baja temperatura con pimientos rellenos de anguila. Muy bueno. Este es el plato que más le gustó a mi mujer. Igual que en el pescado, el punto de cocción estaba perfecto. Muy sutil el pimiento relleno de crema de anguila.


Quesos con su contraste y dos postres muy frescos que nos gustaron mucho. Un merengue seco con crema de limón y frutos del bosque y otro de frutas de color naranja con muchas texturas distintas. Además, dos bombones de chocolate, perfecto colofón.





No hace falta decir que cenamos muy bien y que disfrutamos como enanos. Nos trataron como reyes y nos dieron tanto juego como quisimos. Hablamos un buen rato de cocina, de restaurantes, de estrellas y estrellados y de un montón de cosas más. Esto, para unos gastrofanáticos como nosotros, es un regalo como una casa.

Pero lo que, sin duda, más emociona, es escucharles hablar con tanta humildad y sinceridad de su trabajo. 

Enhorabona Elena i família.
Fins a la propera.

Emporium Hotel Restaurant
C. Santa Clara, 31
Castelló d'Empúries. Girona.
972 25 05 93
http://emporiumhotel.com