Interrumpo la serie de relatos de cocina de cuchara para hablar, antes de que acabe el verano, de la terraza que tiene el universo Hofmann en el Born, a pocos metros de su pastelería.
Esta historia se remonta a mediados de abril, cuando los guisantes eran producto de temporada.
Ya sé que ha llovido aguas mil, y que en términos blogosféricos es hablar casi de la prehistoria, pero es lo que tiene no tener ni un segundo para escribir justo cuando más se tiene por contar. Que le vamos a hacer, que por intención no sea.