El Chiringuito de Pepe.


Telecinco empezó a emitir hace dos semanas una serie de ficción en la que Santi Millan hace de Sergi Roca, un cocinero mediático amante del minimalismo que se muda a un pueblo de playa para reflotar un restaurante a punto de cerrar.


Reconozco que, de buenas a primeras, y como gastrofanático que soy, al principio me quedé un poco perplejo al ver cómo se banalizaba descaradamente la alta cocina con la figura de este cocinero, cuyo nombre y aspecto recuerda tremendamente a Sergi Arola y cuyo apellido resulta inequívoco a los Roca de Girona.

De entrada, la serie empieza caricaturizando al cocinero como el Mozart de los fogones, que pone música clásica a las hierbas aromáticas y que reduce la fabada, la paella y el cochinillo a un cubo de 2cm de lado.

La cosa no mejora con la llegada al desangelado chiringuito, que recuerda tranquilamente a un episodio de Pesadilla en la Cocina de Alberto Chicote. Allí le espera Jesús Bonilla, que interpreta a un representante de la cocina tradicional, que mandahuevos, no sé si como  caricatura o no, este tipo de cocina se traduce aquí en una croqueta fritanga que se pega al techo y que no cae en 5 minutos.

Entendida la caricatura pues, esta serie es de las más entretenidas que he visto. 
Asumiendo que todo es una broma, reconozco que río a carcajada límpia.
La serie es burlona a más no poder, graciosa y, con el marco de Peñíscola de fondo, tiene una fotografia digna de mención. 

Mención especial para el Langui y casi todos los actores. 



Espero que dure mucho.

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