KAK KOY, terneras veteadas y otros recuerdos nipones (Historias de una boda, capítulo 1)



A lo Tarantino, voy a empezar la historia al revés.
Nos casamos, fuimos de viaje a Japón y regresamos, con la nostalgia de todo lo disfrutado.

Japón fue una experiencia muy buena en todos los sentidos y, desde que regresamos a Barcelona, mi interés sobre el país del sol naciente no ha hecho más que ir en aumento, oséase, a incrementar obsesivamente.

Ya expuse en un post anterior mi desconocimiento total en la materia y mi estúpida convicción de pensar en que la comida nipona se limitaba a una bola de arroz con un trozo de pescado crudo, cosa que demuestra una brillantez por mi parte equivalente a los que resumen la gastronomía española en una tortilla de patatas.

Al respecto, y solo para remarcar la variedad gastronómica de este país, constato que en todo el viaje únicamente probamos el sushi en dos ocasiones y eran parte de un menú con un montón de cosas más.
Terminado ya el spoiler del capítulo 2, sirva éste para introducir el KAK KOY.

El KAK KOY, de los mismos creadores del afamado KOY SUNKA, el SHUNKA o el MAJIDE, es una taberna japonesa donde las mesas (casi) brillan por su ausencia y uno se sienta alrededor de una barra que da a una brasa donde se cocinan un buen número de platos. Más que cocina vista es casi cocina integrada.

Por mi parte no he escondido nunca que, siempre que el contexto lo permita, me gusta mucho comer en barras y todavía más si se ve lo que se cocina detrás. Sentarse en una barra rompe con la rigurosidad del mantel y no necesariamente implica una pérdida de calidad en el servicio. 
Estoy por crear el hastag :#yosoydebarra .
(Me acabo de dar cuenta que no tengo ni idea de cómo se escribe hastagh, hastag, hashtag????. . En fin.).

En el Kak Koy se come de casi de todo y muy poquito sushi. Recuerdo que en la carta había un sashimi por ahí, pero diría que poca cosa más.

CALAMARES EN TEMPURA: impecable crujiente. Para comerse dos kilos.


GUISANTES LÁGRIMA : con coliflor. Sin duda, el mejor bocado de la cena. Para llorar de buenos. 


YAKITORI: Muy bueno. Comparable al del Hisako. Incomparable al que no probé en Japón, por causas que ya contaré en otra entrega.


ATUN: Sirven una parte del cuello del atún llamada parpantana, hiper grasa, de textura tremendamente curiosa y intenso sabor (no hay foto).

WAGYU: Disfrutamos de lo lindo primero viendo como nos cocinaban la tiernísima ternera de Wagyu. En el Kak Koy uno puede escoger diferentes maneras de pedir esta carne, que en su mayor parte es originaria de Chile, según nos contaron.  Ese día en concreto, ofrecían, a otro precio, Wagyu de Japón. La que comimos nosotros era un escándalo: la famosa grasa intramuscular de la vaca se había inmaterializado con la cocción y el bocado era tremendo.


POSTRE: Estrenamos postre: Según nos dijeron, fuimos los primeros en probarlo en un servicio. Pedí un descuento por ser conejos de indias. Nos reímos todos. El postre estaba escandalosamente bueno. Era una especie de bizcocho con crema y frutas  liofilizadas.



Curiosidad: agua hecha al momento.



Todo el personal de sala es muy agradable y respetuoso y, un detalle, aceptan reservas, cosa contraria a lo que yo había leído.



Todo estaba muy rico y lo pasamos muy bien viendo cómo cocinaban.
Este tipo de cocina es una caña.
Volveremos.

KAK KOY
Calle Ripoll, 16. 08002.
Barcelona.
Cierra lunes noche y martes
933.028.414
http://www.koyshunka.com