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Un año más, con la llegada del verano, un buen número de hoteles de Barcelona ofrecen pasar el atardecer en sus terrazas para tomar un aperitivo basado en la cerveza Estrella Damm Inedit.
Fermí Puig, el radiofónico cocinero que hace unos años dejó la cocina del mítico Drolma del Hotel Majéstic, ha abierto un restaurante con su nombre en la calle Balmes, justo encima de la Diagonal.
Sin duda alguna, si algún aliado tengo en mi familia política ese es mi cuñado Fernando.
Tal es así, que Sus Majestades Los Reyes Magos de Oriente lo saben y este año decidieron regalarnos conjuntamente un curso práctico de GinTónics, el cóctel de referencia en nuestras conjuntas celebraciones.
El lugar de tal magno evento fue la coctelería La Torre Rosa.
Lleva ya desde febrero de este año en extinción y no le queda mucho más tiempo en Barcelona. La exposición sobre Ferran Adrià i El Bulli, que se puede ver en el Palau Robert, se despedirá el 3 de febrero del 2013 después de un año entero y no se cuantos miles de visitantes.

Hace ya más de un año que sacamos la cabeza por el 41 Grados, la coctelería que los hermanos Adrià tienen justo al lado de su restaurante Tickets, en el Paral·lel Barcelonés.
Un poco apartado de Barcelona, en el pequeño pueblo de Sagàs, se encuentra el hotel rural Els Casals. Había leído sobre su estrellado restaurante y me había llegado de oídas que se comía de maravilla, así que aprovechando que estábamos por el Berguedà, nos acercamos.

La semana pasada fuimos a cenar a un restaurante donde nos trataron francamente mal.
No cenamos mal del todo, pero fueron tan expresamente antipáticos que el cuerpo me pedía una crónica explicativa de los motivos por los cuales debería evitarse a toda costa el lugar.

El hecho es que no es mi estilo hablar mal de nadie y el objetivo de este blog debe ser compartir la buena gastronomía y no aquella que de pie al despotrique fácil y gratuito, por mucho que se hayan hecho méritos para ello. Por algo el blog se llama El Morro Fino.
Por eso mismo, y por coherencia con esta reflexión, he retirado de los anteriores artículos alguna que otra referencia de sitios a evitar. Lo dijo Ferran Adrià en su entrevista a la carta: no hay que hablar mal de lo sitios y yo no voy a ser menos: hablaré bien de lo que me gusta, y lo que no me gusta, no tendrá lugar aquí.

Y de quien sí hay que hablar es de la coctelería GIMLET de Javier de las Muelas, que visitamos tras salir de cenar del sitio en cuestión.
Ya había estado ahí en alguna ocasión y la verdad es que hay una enorme barra al fondo que es ideal para ir con un grupo de gente: estás en taburetes, ves cómo preparan los cócteles y no molestas a (casi) nadie. También hay mesas y diría que hasta se puede cenar.
Recomiendo el FOX, una versión helada/granizada del Gimlet, un cóctel muy dulce de dos partes de ginebra por una de jarabe de lima.

Y si no, para los más James Bond, siempre está el Dry Martini.



Entre 11 y 12 euros por cóctel, más que razonable.
Hay que ir alguna vez.

Gimlet
Santaló, 6
Barcelona
93.201.53.06
http://www.gimletbcn.com


Antes de empezar, avanzo que esta crónica me resulta complicada.
De entrada, el nombre del sitio, Fastvínic, se me contradice. Por un lado, el sitio ciertamente va de vinos, pero por otro, el amplio surtido de caldos y bocadillos de alta gama hacen complicado que uno tenga la tentación de degustar todo lo que el cuerpo pueda, con la tranquilidad que eso merece.

La mecánica del lugar quiere asemejarse a un restaurante de comida rápida: pagas en un mostrador, te sirven el pedido envasado en papel y, antes de acomodarte en la espartana sala, te sirves tu mismo el vino expuesto en unas neveras dispensadoras que funcionan introduciendo una targeta prepago.

He ido varias veces y en algunos casos he consumido más copas de vino que comida  y en otros al revés. Salvo una hamburguesa de lentejas que no me acabó de convencer, el resto que he probado merecen destacada mención.

- Bocadillo de pavo 6.75€
- Bikini con rúcula y tomate 4.50€
- Bocadillo de perdiz a la vinagreta 9.50€
- Bocadillo de trucha 7.40€

- Bocadillo de bacalao a la llauna 6.90€ (foto de cabecera)

- El Odysseus 2011. Riquísimo (no recuerdo el precio por copa)

Desde los espartanos muebles hasta las copas Riedel, todo lo que hay en este sitio es de máxima calidad.
Informal, gracioso y rico, tanto en comida como en vinos.
De visita recomendable.

Fastvinic
Diputació 249



Este post podría empezar como un bando a la antigua usanza:

Se hace saber que desde el 8 de mayo hasta el 22 de junio una serie de hoteles de cierta entidad de la Ciudad Condal ponen su terraza a disposición del pueblo llano para tomar un aperitivo de media tarde. Tal tentempié estará compuesto por tres tapas, variables según el lugar, y una botella de cerveza Estrella Damm Inedit, cerveza ideada hace unos años por el equipo de ElBulli. Todo ello por el razonable (o no) precio de 20 euros.

Con esta excusa, ayer compartí una agradable velada en la terraza del Hotel Mandarín Oriental.
El sitio en si se sitúa en un clásico patio interior del Paseo de Gracia que, a pesar de estar confinado entre edificios del eixample barcelonés, se viste con arboles, vegetación y un mobiliario de jardín que le propicia un cierto encanto a resort de verano.

Las tres tapas no estaban del todo mal, si bien tampoco eran nada del otro mundo: tortilla de patatas con pan con tomate, mini calzone de carne i coca con pimiento y sardinas. Respecto a la cerveza, yo la encuentro muy curiosa: ligera, fresca y quizás un pelo demasiado dulzona.

La oferta es graciosa y sirve como excusa para sacar la cabeza por terrazas de hoteles que, sin esta iniciativa, un servidor difícilmente pisaría. Habrá que probar alguno más.

Otros hoteles interesantes de la promoción:
http://www.mongastronauta.com/

Sobre Inedit: http://www.estrelladamminedit.com/

Mandarin Oriental
Passeig de Gracia 38.
Leí sobre este sitio y tenía cierta curiosidad por visitarlo.
Acogedor, pero sin pasarse, bonito y a la vez práctico. Luz ténue, pero sin manteles.
Reza en subtítulos "cuisine de bistrot" y la verdad es que el sitio está tan expresamente afrancesado que es imposible que no recuerde a un clásico bistrot francés, esa cosa rara de definir entre bar, restaurante y taberna con glamour.


Tomamos dos menús de mediodia. Nos sirvieron un aparetivo de paté de sardinas, mantequilla y un esplendido pan. Completamente coaccionados por el desagradable día lluvioso, escogimos de primero una crema de champiñones tan sabrosa como potente. De segundo, optamos por una pierna de conejo con salsa de mostaza y un estofado de ternera con verduritas, ambos presentados magistralmente en unas pequeñas cazuelitas para que cada uno se sirviera a su gusto.


Golosidad de postre fotografiado: fresones melba. Muy buenos.


El sitio está bien. Sabores buenos y muy potentes. Quizás el menú de mediodía está algo disparado de precio cómo para ir a menudo. De noche, a parte de la carta, hay un menú a precio más competitivo que el de la mañana. Vale la pena hacerle una visita.


Cafe Emma
Pau Claris, 142.
93.215.12.16


A parte de la carta, menú de mediodía: 17 euros y menú noche: 22 euros, bebidas a parte.
Hacía mucho tiempo que oía y leía bondades sobre el COURE y tenía muchísimas ganas de hacerle una visita. Lo más gracioso es que la oferta del sitio se divide en dos escenarios distintos (barra de degustación arriba y restaurante gastronómico abajo), con lo que en lugar de una visita tuve que hacer dos. Todo sea por el blog.

Arriba: Visitamos la barra a finales del año pasado, con la excusa de una oferta de la revista "Cuina" que me había chivateado mi amigo Ignasi. La verdad es que, si bien el espacio de la barra es algo apretado, la calidad del producto que se ofrece es tremendo. Entre un montón de platos a escoger, tomamos una ensalada de tomate raf y la hamburguesa que, creo recordar, era de buey gallego, con trufa, queso comté y no sé cuantas cosas más. Tremenda.


Abajo: Visité el restaurante con motivo de una celebración, excusa perfecta para que cayera el menú degustación largo (se ofrece también la carta y un menú de temporada más corto). Todo lo que tomamos, absolutamente todo, estaba muy bueno. Destaco, de entre siete u ocho magníficos platos, la cocción perfecta de un pescado de lonja (creo recordar que era lubina) o lo que se muestra en las borrosas fotos: los canelones de esparragos rellenos de carne y trufa (creo) y un prepostre magnífico de fruta de la pasión con espuma de coco y granizado de menta.



La experiencia, tanto arriba como abajo, muy buena. El servicio abajo muy agradable (mejor que arriba).
En el Coure se come muy bien y el precio es razonable, que no barato. Nada de florituras innecesarias, aunque le falta el puntito, no sé muy bien en qué, para condecorarlo. 
Recomendable para homenajes.

Precios aproximados:
- Barra: 9 euros por la hamburguesa
- Restaurante: menú degustación: 50 euros (bebidas a parte, total unos 70 por cabeza). Se ofrece carta y menú de temporada (que diría que sale por unos 35 euros con bebida incluída). 

Hay que reservar tanto arriba como abajo. Si no, no encuentras sitio.

Coure
Passatge Marimón, 20. Barcelona
93.200.75.32


Con la salvedad de las loterías y las malogradas apuestas del sorteo del Euromillones, en mi vida se pueden contar con los dedos las veces que he perdido una apuesta. Básicamente, porque también me sobran dedos para contar las veces que he apostado. En otras palabras, si no pierdo es porque no apuesto casi nunca. 
A pesar de ello y a raíz de una apuesta que precisamente gané, y que para más gracia a priori daba por perdida, propuse que se me realizara el pronto-pago de la misma en versión gastronómica. De ahí la visita a Can Jubany (Calldetenes, cerca de Vic). 
Motivaciones a favor de la elección del restaurante de Nandu Jubany: sabíamos por lo leído que su cocina se basaba en productos más o menos locales, que combinaba cocina tradicional y nuevas técnicas y, el factor decisivo, Can Jubany se encuentra a 70 km de nuestra ciudad, con lo que nos obligaba a salir de la urbe y, en el fondo, apetecía un poco aquello de tener que hacer una “escapada gastronómica”. 
En definitiva, la excusa perfecta para un viaje a una bonita masía de la plana de Vic, con huerto propio y cocina con vistas al jardín de la entrada.

Ya acomodados en la sala principal del piso superior, el festival en Can Jubany empieza con un montón de vistosos y divertidos aperitivos que llenan la mesa: air baguettes con Joselito, hortalizas de su huerto, careta de cerdo crujiente y o espuma sólida de mojito cocida con nitrógeno líquido preparada delante del comensal. Algún día hablaremos con calma del nitrógeno líquido y de su uso, que a propósito, usan también aquí para presentarte una esfera de gorgonzolla como la de ElBulli.
Parte de la primera tanda de aperitivos de Can Jubany
El menú degustación que elegimos constaba de 8 platos principales, de los cuales tengo una única fotografía (el lector sabrá perdonar mi falta de previsión y rodaje en la blogosfera gastronómica). De entre todo lo que comimos, destaco un muy sabroso tartar de tomate (también de aperitivo), un curioso falso higo de foie (foto), un multi-texturizado tartar de gamba roja, la ostra escabechada, los explosivos ñoquis de calabaza con suero de parmesano y el excelente arroz con espardeñas (o sea, a destacar casi todo).

El falso higo de foie con mató y caramelo de miel.
El prepostre de “evolución de la piña colada” fue ligero, rico y divertido. Para mi gusto, encontré el postre principal, “torrada de santa teresa”, demasiado dulzón y casi excesivo después de semejante comilona. Para el café y sus entretenimientos, nos espachurramos en los sofás de la terraza que tienen para tal propósito.
Los entretenimientos para el café, que te puedes llevar a casa

El trato del equipo de Nandu es encantador, con lo que en Can Jubany no sólo se come bien, sino que también se está muy a gusto. La cocina combina con inteligencia las técnicas tradicionales y las de vanguardia y el resultado final son unos platos con mucho equilibrio entre técnica y producto. Es decir, sferificaciones las justas y dónde tienen que estar. Sólo, por poner una pega, decir que me sorprendió que tras descorchar el vino (un Embruix de Vall Llach), nos lo sirvieran directamente a probar sin, aparentemente,  ningún tipo de ceremonia de sumillería ni en la elección del caldo ni en el servicio. Pecata minuta que el resto de la estancia hace olvidar.

Cabe decir que a día de hoy están reconocidos con una estrella Michelín y que se palpa en el ambiente el esfuerzo que disponen para que todo salga perfecto. Desde luego no sorprenderán a nadie las futuras distinciones, que, en el fondo, serán cómo las hortalizas que sirven en su aperitivo: fruto de lo sembrado. 
Por todo ello, enhorabuena. 

Can Jubany 
Ctra. de Sant Hilari, s/n
Calldetenes
(Barcelona)
Tel 93 889 10 23
http://www.canjubany.com