miércoles, 11 de febrero de 2015

BARRACUDA y el arroz de mi madre que se perdió con la cazuela de barro. Castelldefels.

Cuando era muy pequeñín, mi madre, que hoy cumple años, preparaba un arroz que movía montañas. Llevaba butifarra troceada, sepia, gambas, judías verdes, un sofrito clásico con tomate y diría que no mucha cosa más. Le quedaba meloso, nada seco, el grano estaba entero, redondo y sabroso. Nunca se le pasaba y siempre, absolutamente siempre, clavaba el punto de sal.